Mi relato para #twitterasDesesperadas
Día 61. Presiona "Refresh" en su cliente de Twitter cada dos minutos. Esta esperando la respuesta a ese mensaje directo que envío esta mañana de domingo. Un simple buenos días que se convirtió en costumbre. Empieza a preocuparse porque solía recibir respuesta inmediata, o mejor aún, solia despertar con algun mensaje nuevo en su bandeja. Hoy ninguna de esas cosas suceden y en su mente débil se empieza a alojar un sentimiento de angustia. Un día antes, el día que se conocerían no había llamado como acordaron.
Día 1. Sumergida en su soledad twitteaba todo el tiempo libre que le dejaba su trabajo de oficinista. Podía pasar hasta 8 horas frente a su vieja computadora, matando el tiempo. No interactuaba con muchas personas, se limitaba a leer y escribir vagos pensamientos que no tenían mucho eco. Ese día un tweet llamó su atención, decía: "La soledad consume hasta volvernos locos, sálvame". De inmediato ese avatar se convirtió en su favorito.
Día 5. Feliz porque su avatar favorito le contesto el primer mensaje, sorprendida por haber vencido su timidez y convencida que solo era una distracción escribió diciendole que le encantaban sus letras y que lo que él escribia le hacía mucho sentido en su propia vida. Horas después recibió resuesta: -Gracias, últimamente he tenido días grises y es agradable saber que lo puedes compartir a distancia.
Dia 10. Conversaban hasta 5 horas diarias, primero por mensajes directos,y ese día intercambiaron correos para platicar por mensajeria instantanea. Era el momento del día que ella mas esperaba, preparaba todo antes de sentarse frente al monitor para que no hubiera nada que la interrumpiera. Del otro lado era diferente la historia, pero ella no lo notaba.
Día 15. Aquel día por casualidad resbaló una foto de una carpeta que ordenaba. Era de Arturo, aún le dolía un poco recordarlo y fue inevitable revivir la historia. Había sido su gran amor por años y habían vivido juntos un par de meses antes de que ella descubriera su infidelidad. Terminaron su relación en medio de reclamos pero meses despues ella con resquebrajada autoestima y creyendo que la infidelidad habia sido su culpa lo buscó, le rogo hasta el cansancio que regresara con ella. Él aún la quería pero no podía creer que fuera la misma persona de la que él se había enamorado, era diferente, parecía ansiosa, angustiada, insegura. Arturo se cansó y tuvo que cambiar de número, prohibirle la entrada en su edificio y sacarla de su vida por completo. Ella también se desconocio, le tomo tiempo recuperarse de ese golpe. Ese repentino reencuentro con el pasado motivó mas sus desesperadas ansias de construirse (o inventarse) un futuro.
Día 20. Ese día cayo en cuenta de como había cambiado su rútina: Se despertaba 6:15 para meterse a bañar, se vestía y arreglaba en otros 20 min. Sin darse cuenta empezaba a invertir mas tiempo en su aspecto, como si él pudiera verla a través del twitter se peinaba y maquillaba con mas esmero. Antes de salir a trabajar a las 8 am revisaba su TimeLine y el de él por si algun tweet se le había escapado la noche anterior después de dormir. Si lo consideraba prudente, escribia un DM de saludo que no podía ser muy diferente al del día anterior. Las horas en su trabajo le parecían eternas, se concentraba solo por ratos y lamentaba no tener acceso a Internet en su computadora, muchas veces estuvo tentada a solicitarlo pero no tenía manera de justificarlo, despues de todo era una simple oficinista.
Día 25. Ese día volvio a cambiar la rútina y en lugar de usar su tiempo libre después de comer en la charla con las compañeras o leyendo un poco se fué a un cafe Internet donde pasó su última hora en twitter. -Solo para sorprenderlo, pensó. Sabía que no estaba muy bien lo que hacía pero no podía parar. No quería parar.
Día 30. Su mejor amiga le llamó ese día para invitarla a la cena de cumpleaños de un amigo en común. -No puedo, contestó. Me he sentido muy mal estos días y quiero descansar. En el fondo lo único que no quería era no estar disponible para él a la hora que solía conectarse.
Día 35. Había descuidado por completo el aseo de su casa y otras actividades que solía realizar, incluso había descuidado su jardín. Ya no leía como antes, a menos que él decidiera dormir temprano y rompiera la rútina. Cuando eso sucedia se sentía traicionada y triste. Nunca hablaban de amor pero ella sentía que seguían ese camino.
Día 40. Por primera vez en casi tres meses volvía a tener una cita con un chico. Acepto porque le insistieron mucho y con la condición de regresar temprano a casa. No pudo disfrutarlo, su mente estaba en otra ciudad. No podía entender como le causaba tanta desesperación no saber de alguien del que ni siquiera conocía su rostro con exactitud pero que creía conocer muy bien.
Día 45. Ya sabía cual era su color preferido, su comida favorita, sabía que le gustaba nadar por las noches si el clima lo permitía y que corría los sabados en el parque, que su jefe le desesperaba, que quería conocer Inglaterra, que admira a su abuelo y que ama la lectura y las estrellas. Sabía de su sueño recurrente, de su fobia por las arañas, de sus rituales extraños y que había sido scout cuando niño. Tambien sabía que su primer amor se llamaba Samantha y ella había hablado por primera vez de Arturo.
Día 50. Empezaba a notar que cada vez platicaban menos, con bastante reserva le sugirió si no sería bueno conocerse. Él tardo en contestar que tambien tenía ganas de conocerla pero que su trabajo lo impediría en los siguientes días.
Día 55. Con disimulada impaciencia volvió a insistir en conocerse, el era bastante amable y ella estaba bastante cegada por lo que no podía notar que se negaba rotundamente a visitarla. Ella sufría un poco en espera de la respuesta, creía que al fín había conocido al amor de su vida y solo era cuestión de estar juntos para confirmarlo. Lo besaría y le pediría que se quedará, o mejor aún que la llevara con él. Y entonces el dijo -Sí, este fin de semana estaré cerca de tu ciudad y podré visitarte para platicar un rato.
Día 59. Sería mañana cuando lo conociera, al fin su vida daría el giro que tanto esperaba. Se preocupaba por no ser suficientemente bonita. Jamás se le ocurrió pensar si el sería suficientemente atractivo.
Día 60. Desde muy temprano ya estaba lista y esperaba la llamada acordada. Intento distraerse un poco con el jardín pero no lo logro. Pasaban las horas pero en algún momento de la tarde comprendió que no llegaría. Se sintió enferma. Recurrió al TimeLine para saber de él pero ya habian pasado muchas horas desde su último tweet.
Día 62. Al revisar su TimeLine descubrió nuevas actualizaciones, en ninguna se refería a ella. Pareciera como si a él no le importara. Sus sentimientos variaban entre tristeza y enojo.
Día 63. ¿Porque demonios seguía sin contestar sus DM? Ya le había escrito alrededor de 20 despues de ese día.
Día 64. No podía más, tantas preguntas sin contestar: ¿Porque cambio de repente? ¿Porque no vino a visitarla? ¿Porque no contesta los mensajes directos? ¿Porque ni siquiera contestar ese reply cordial? ¿Qué hizo mal? Cada pregunta la plasmo en 140 caracteres.
Día 65. Cuando despertó ya era muy tarde para llegar temprano al trabajo, asi que se tomo el tiempo para revisar de nuevo el twitter y ver si había obtenido respuesta. Sintió literalmente un hueco en el estomago cuando descubrió que ya no podía ver su TimeLine, no solo estaba protegido, sino que había dejado de seguirla y ademas la había bloqueado.
En algún episodio de claridad entre la desesperación que le causo su rechazo se pregunto a si misma: -¿En que momento lleve mi desesperada vida al twitter?